Zúrich es la ciudad más grande y diversa de Suiza. Es un centro de negocios y un destino turístico conocido por su estilo de vida lujoso, tiendas de alta gama, exquisitos chocolates y relojes aún más exquisitos. Pero tiene mucho más que ofrecer.
Lejos del brillo de Bahnhofstrasse y Paradeplatz, descubrimos una ciudad sorprendentemente pequeña e íntima, salpicada de lugares acogedores, exuberantes espacios verdes y rincones ocultos por los que merece la pena aventurarse más allá de las atracciones turísticas habituales.
¿Y lo mejor de todo? A la mayoría de estos sitios se puede llegar en bici (o patinete eléctrico). En el peor de los casos, su red de transporte público te llevará puntualmente donde quieras. Pero para disfrutar de la mejor experiencia posible, te sugerimos que salgas a correr. Evidentemente.
Desde las orillas del río Limago hasta la cima de la montaña Uetliberg, Zúrich es increíblemente accesible. Y está lleno de zonas naturales donde puedes relajarte y tomar un poco de aire, algo que agradecerás, porque las vistas son de las que cortan la respiración.
El área metropolitana de Zúrich alberga a 1,4 millones de personas. Se calcula que un impresionante 32 % de la población de la ciudad está constituido por habitantes de 172 países, lo que añade un inconfundible toque multicultural a su encanto.
El idioma oficial es el alemán, aunque, como en la mayoría de Suiza, lo que más oirás es, en realidad, un dialecto único de alemán suizo, el züridütsch para ser exactos. Pero si estás pensando en visitarnos, no será necesario un curso intensivo, te puedes manejar con el inglés.
Hola, Mike
Al estar en nuestra ciudad, tuvimos bastantes opciones para elegir un guía. Mike es diseñador de UX en On y ha vivido y trabajado en Zúrich la mayor parte de su vida adulta. Es muy activo y le encanta estar al aire libre. De hecho, ha probado casi todos los deportes habidos y por haber, desde el golf hasta el crossfit.
A Mike le gustan los entrenamientos variados, por eso combina el running con ejercicios de peso corporal, bien entre carreras o al final. Cree firmemente en el mantra «compartir es vivir», algo por lo que se lo conoce bien en la sede de On, donde reúne grupos aleatorios de miembros del equipo para participar en entrenamientos a la hora del almuerzo, seguidos, por supuesto, de buen rollo y una buena comida.
«Me encanta lo sencillo que es correr. Solo necesitas un par de zapatillas y algo de ropa. Y puede ser lo que quieras que sea: un descanso a mitad del día, meditación, deporte, competición o superación personal», nos comenta.